LCNI
& MBA José Luis Lecona Roldán
Founding & Managing Partner
FX Global Management LLC
Investment
Club
Resumen Semanal de Mercados del 20 al 24
de Septiembre 2021.
¿Qué es un Plan Estratégico de Finanzas?
Así como durante las últimas
(5) entregas de nuestro Resumen Semanal de Mercados hablamos acerca de la importancia de las Finanzas Corporativas al interior de toda organización, particularmente
aquellas creadas con fines de lucro como las empresas públicas o privadas, es
decir que estén o no listadas en el Mercado de Valores, cuyos productos y
servicios conocemos y consumimos de forma regular, durante las próximas (5) entregas
pondremos particular atención a los componentes de un Plan Estratégico de
Finanzas, entendido como el instrumento mediante el cual se provee tanto al
área financiera como al resto de la organización una descripción detallada de
las actividades que deben realizarse para optimizar el manejo de los recursos (económicos,
financieros, materiales y desde luego humanos de la empresa) a fin de alcanzar
los objetivos organizacionales.
En este orden de ideas,
empecemos por definir un Plan Estratégico de Finanzas como el proceso que
abarca un conjunto de métodos, instrumentos y objetivos para la evaluación de
una organización que permitan identificar tanto sus áreas de fortaleza como sus
áreas de oportunidad para determinar qué aspectos deben mantenerse, así como corregir
el rumbo en todo aquello que lo amerite para diferenciarse entre sus
competidores, incrementar tanto su cuota de mercado como las ventas sean de primera
ocasión como recurrentes y por añadidura las utilidades, estas últimas
extensivas a los diferentes grupos de interés -internos y externos- de la
organización, incluido desde luego el público objetivo al que está dirigida su
propuesta de valor.
¿Cómo está conformado
el flujo circular de la economía y cuál es su función?
Para lo cual es preciso remitirnos
al funcionamiento del flujo circular de la economía conformado por los
diferentes agentes económicos entendidos como 1) sociedad, 2) los diferentes niveles
de gobierno y sus respectivos poderes, 3) la iniciativa privada (IP), es decir,
las empresas independientemente de su grado de madurez, así como el sector e
industria al que pertenezcan, desprendiéndose de lo anterior un cuarto conjunto
integrado por 4) el sector exportador e importador, mismos que son
interdependientes los unos de los otros lo que propicia la conformación de las
cadenas de valor, por lo que no hay lugar para el protagonismo sino para el
trabajo colaborativo mediante el cual cada uno de los agentes económicos deberá
dar oportuno cumplimiento con la parte que le corresponde para alcanzar una
mayor tasa de crecimiento y desarrollo en beneficio común, partiendo de la
premisa que el tan anhelado desarrollo entendido como la mejora en la calidad
de vida de las sociedad en su conjunto solo será posible en la medida que
tengamos una mayor tasa de crecimiento manifiesta en la reactivación del
dinamismo económico-comercial y desde luego una mejor distribución de la riqueza,
para lo cual es requisito indispensable mantener, incrementar y facilitar la
inversión productiva, misma que requiere certidumbre jurídica y que no es otra
cosa más que el cumplimiento del Estado de Derecho, de tal forma que el sector
empresarial y público inversionista tanto nacional como extranjero -institucional
y/o individual-, tengan claro que si bien sus inversiones son susceptibles de
enfrentar el riesgo mercado como pueden ser las fluctuaciones del Tipo de
Cambio, el incremento de los precios de las materias primas o la disminución
del dinamismo económico-comercial en un determinado sector y/o industria como
los experimentados a causa de la contingencia epidemiológica producto del Covid-19
-entre otros-, mismos que si bien no es posible eliminar, si es posible administrar
mediante la diversificación y el establecimiento de las estrategias de cobertura
financiera correspondientes, al tiempo que se reservarán el derecho de aceptar
o rechazar el riesgo emisor que implican las relaciones costo-beneficio y
riesgo-recompensa asociados a una determinada unidad de negocio y/o proyecto
productivo dependiendo de las condiciones del entorno manifiestas en el referido
dinamismo económico-comercial, también tengan la certeza de que no enfrentarán
el riesgo moral entendido como la falta de cumplimiento de los acuerdos
celebrados con anterioridad, destacando que de los tres tipos de riesgo
descritos, el riesgo moral es el que menor propensión tiene el sector
empresarial y público inversionista en general para aceptar, pues mientras que
el riesgo mercado y el riesgo emisor pueden ser comparables con un accidente automovilístico
que aun siendo indeseable cualquiera puede experimentar, el riesgo moral es
comparable con una negligencia, toda vez que no es lo mismo experimentar una
ponchadura de llanta que conducir en estado inconveniente, ya que una ponchadura
de llanta a cualquiera puede ocurrir en el momento menos esperado, mientras que
un percance derivado del estado inconveniente del conductor, por más lamentable
que sea, siempre será una negligencia, conscientes de que el riesgo moral puede
ser aplicable indistintamente a la toma de decisiones del gobierno, sector
empresarial, público inversionista, incluso a los particulares que deciden celebrar
un Acuerdo de Asociación en Participación, en el que cada una de las partes se
compromete a realizar una determinada tarea que nunca es concretada
independientemente de las aportaciones de capital de cada cual, resultando en la
pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo en su momento destinados a dicho emprendimiento,
lo cual es oportuno tener presente, pues si bien los riesgos descritos son como
ese “cisne negro” que puede hacer acto de presencia en cualquier
momento sin importar que la mayor parte de los cisnes sean blancos, también es
cierto que al respetarse el Estado de Derecho es posible reactivar el dinamismo
económico-comercial, conscientes de que los países y por ende su población no
son prosperados de forma sostenida gracias a la buena voluntad del gobierno en
turno cualquiera que este sea, sino a sus empresas que son las que generan los
puestos de trabajo productivos y estos a su vez el valor agregado para satisfacer
las necesidades de los consumidores, poniendo de manifiesto la importancia del
trabajo colaborativo entre los diferentes agentes económicos, pues mientras que
el gobierno debe crear las condiciones necesarias para propiciar certidumbre
jurídica y con ello mantener, captar y facilitar la inversión productiva, el
sector empresarial debe trabajar con estricto apego a la formalidad y dar
oportuno cumplimiento con sus obligaciones tanto patronales como tributarias,
al tiempo que el público inversionista debe estar consciente de que la forma de
multiplicar su patrimonio en el mediano y largo plazo con apego a la legalidad
es proporcionado financiamiento a la actividad productiva, así como la sociedad
en su conjunto debe asumir el rol que le corresponde de forma responsable independientemente
del cuadrante del flujo circular de la economía en el que se desempeñe, sea
como servidor público, ejecutivo de una empresa multinacional, copropietario de
una empresa familiar, comerciante, emprendedor, profesionista independiente o colaborador de
alguno de los anteriores.
La relación entre el
Sistema Financiero y la actividad productiva.
Entendido lo anterior, corresponde
familiarizarnos con la relación existente entre el Sistema Financiero y la actividad
productiva, partiendo de la premisa que el Sistema Financiero -como hemos
comentado en entregas previas de nuestro Resumen Semanal de Mercados- tiene por
objeto vincular a los agentes económicos con excedentes de capital en busca de
rendimientos con los agentes económicos en busca de fuentes de financiamiento
competitivas para la puesta en marcha y/o consolidación de las diferentes
unidades de negocio, las cuales como hemos señalado, generan tanto los puestos
de trabajo productivos como el valor agregado para satisfacer las necesidades
de los consumidores, para lo cual existen una serie de instrumentos financieros
que permiten literalmente juntar el hambre con las ganas de comer, toda vez que
mientras los agentes económicos en busca de rendimientos pueden destinar parte
de su patrimonio en dichos instrumentos financieros, los agentes económicos en
busca de fuentes de financiamiento competitivas pueden recibirlas -por ejemplo-
a través de diferentes líneas de crédito de corto, mediano o largo plazo, lo
cual dependerá del tipo de proyecto que pretendan financiar y desde luego, del
grado de madurez de la unidad de negocio en cuestión, por lo que corresponde a
cada cual identificar al intermediario financiero más adecuado en su caso,
destacando entre los intermediarios financieros mexicanos las instituciones de
crédito como los Bancos, así como las instituciones auxiliares del crédito como
las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (SOCAP) o Sociedades
Financieras Populares (SOFIPO), entre otras, como las Sociedades Financieras de
Objeto Múltiple (SOFOM), las cuales suelen ofrecer fuentes de financiamiento
como; a) arrendamiento, b) factoraje y c) líneas de crédito revolventes -entre
otras-.
Desde luego, aquellas empresas
cuyo grado de capitalización y madurez lo permite, además de acceder a las
fuentes de financiamiento anteriormente señaladas, pueden emitir Deuda en el Mercado
de Valores, lo cual también es aplicable para el caso del gobierno, en cuyo
caso se denomina Deuda Soberana como son los Certificados de la Tesorería de la
Federación (CETES) para el caso de México y la razón por la que se denominan instrumentos
de Deuda es precisamente porque el emisor de ésta, sea una empresa listada en
el Mercado de Valores o el gobierno, en estricto sentido lo que están haciendo es
pedir dinero prestado del público inversionista con el compromiso de devolverlo
al vencimiento del plazo establecido más el pago de un premio entendido como Rendimiento
o Tasa de Interés para compensar el costo de oportunidad que representa destinar
los recursos financieros a dicho instrumento de Deuda en vez de destinarlo a
otro propósito, destacando que la Deuda Soberana como los CETES -para el caso
de México-, suelen ser el instrumento financiero utilizado como parámetro para
determinar el costo del dinero, es decir, el rendimiento pagado por los CETES
también es considerado como el rendimiento mínimo esperado en toda inversión, tema
del que hablaremos con detalle en entrega posterior.
Otra forma en la que las empresas
listadas en el Mercado de Valores pueden obtener financiamiento por parte del
público inversionista es poniendo a disposición de este último Acciones de la empresa,
en el entendido que el inversionista que adquiere Acciones de una empresa lo
que está haciendo es adquirir una porción de está, lo que significa que mientras
posea dicha participación Accionaria es copropietario de la empresa emisora de
forma proporcional a su inversión, por lo que sus posibilidades de ganancia estarán
sujetas al desempeño de la empresa, mismo que puede arrojar un Rendimiento
igual, mayor o menor al ofrecido por la Deuda Soberana, razón por la cual toda inversión
realizada en Acciones de empresas listadas en el Mercado de Valores es considerada
como inversión de Renta Variable, lo cual también es aplicable para el caso del
Equity Crowdfunding, Venture Capital Fund y Private Equity Fund de los que
hablaremos más adelante.
Por su parte, el público inversionista
puede acceder tanto a los instrumentos de Deuda como a los instrumentos de Renta
Variable de forma individual o mediante instrumentos financieros conformados
por una cesta de valores como los Exchange Traded Funds (ETF´s) también listados
en los principales Mercados de Valores como NYSE o NASDAQ, pudiendo ser dichos
instrumentos financieros que conformen la cesta de valores del ETF de referencia
originarios de un mismo país o varios; ejemplo de lo anterior es iShares MSCI Mexico ETF NYSE: EWW que da
seguimiento al comportamiento de un conjunto de empresas mexicanas; iShares
Core U.S. Aggregate Bond ETF NYSE: AGG que da seguimiento a un Índice
de Bonos estadounidenses conformado tanto por instrumentos de Deuda Soberana
como los Bonos del Tesoro, como por instrumentos de Deuda Corporativa de empresas
con grado de inversión, entre otros instrumentos de Deuda; así como el SPDR Dow
Jones Industrial Average ETF Trust NYSE: DIA mismo que da
seguimiento al Dow Jones Industrial Average Index que es un Índice conformado
por las 30 empresas estadounidenses más representativas, todas ellas de gran
capitalización, mismas que son previamente seleccionadas por los editores del
Wall Street Journal, solo por citar un ejemplo de algunas de las alternativas
de diversificación en instrumentos de Deuda o Renta Variable mediante un mismo
instrumento financiero (ETF), pues recordemos que así como los ETF´s EWW,
AGG y DIA conformados por una cesta de Acciones y/o
Bonos respectivamente, también existen ETF´s conformados por Commodities (agrícolas,
energéticos o metales) y Divisas, estos últimos de utilidad para diversificar los
portafolios de inversión y administrar los riesgos asociados a los mismos como
los imputables a la rotación del dinero y las fluctuaciones del Tipo de Cambio.
EWW (iShares MSCI Mexico ETF) Daily Chart 1 Year
Fuente: TD Ameritrade
AGG (iShares Core U.S. Aggregate Bond ETF) Daily Chart
1 Year
Fuente: TD Ameritrade
DIA (SPDR Dow Jones Industrial Average ETF Trust)
Daily Chart 1 Year
Fuente:
TD Ameritrade
¿De qué manera pueden recibir
financiamiento del público inversionista las unidades de negocio mexicanas que
no cotizan en el Mercado de Valores?
Ahora bien, así como las empresas
de mediana y gran capitalización tanto nacionales como extrajeras pueden recibir
financiamiento del público inversionista a través del Mercado de Valores como NYSE o NASDAQ sea mediante
la emisión de instrumentos de Deuda o Renta Variable, también las unidades de
negocio mexicanas que no cotizan en el Mercado de Valores lo pueden hacer, de
forma particular las Startups y las PYMES, las cuales en coordinación con el
público inversionista interesado en apoyar financieramente a este tipo de
entidades, pueden determinar si el financiamiento requerido será en calidad de
Deuda, mediante una participación Accionaria o una combinación de ambos
escenarios, para lo cual deberán sujetarse a una serie de reglas establecidas
de común acuerdo, destacando las relaciones costo-beneficio y riesgo-recompensa
asociadas, pues recordemos que no existe inversión, emprendimiento o unidad de
negocio libre de costo y riesgo, lo que si existe son diferentes tipos y niveles de costo y riesgo, por lo que corresponde identificarlos para determinar si son el tipo de costo y riesgo con los que cada cual está dispuesto y/o en condición de comprometerse, de
tal forma que cada una de las partes tenga la certeza de que su emprendimiento y/o
empresa contará con los recursos necesarios para su puesta en marcha,
consolidación o escalamiento según corresponda, mientras que los recursos
económicos y financieros destinados para tal efecto serán dispuestos acorde con
lo establecido al momento de celebrarse el Acuerdo de Asociación en Participación
correspondiente, conscientes de que el éxito de dicho Acuerdo de Asociación en
Participación requiere mucho más que las aportaciones de capital de cada una de
las partes, de hecho, dependiendo de la etapa de madurez en la que se encuentre
la unidad de negocio objeto de financiamiento, puede llegar a ser más
importante el trabajo colaborativo y la generación de resultados que el propio
capital para alcanzar los objetivos organizacionales, pues recordemos que el
dinero en sí mismo no genera ningún valor agregado, tanto así que puede ser comprado
con la pólvora, pues si bien, esta última todos la podemos tener entre las
manos, lo cierto es que no todos la sabremos encender y aun encendiéndola, podríamos
no hacerlo de forma adecuada trayendo consecuencias negativas.
Tan importante como lo
anterior, es considerar la propuesta de valor y la etapa de madurez de la
unidad de negocio objeto de financiamiento, partiendo de la premisa que no
basta con tener una idea innovadora sin antes responder puntualmente a las preguntas
básicas que todo inversionista plantearía y que son;
¿Qué producir?
¿Cómo producirlo?
¿Para quién producirlo?
“Y si y solo si” las respuestas a dichas preguntas aportan información convincente del potencial
de mercado que tenga la propuesta de valor de la unidad de negocio objeto de
financiamiento tendrá sentido considerar su etapa de madurez para determinar si
se trata de un emprendimiento susceptible de recibir el acompañamiento necesario
para su incubación y pasar de la idea de negocio a la elaboración del plan de
negocio correspondiente y su posterior puesta en marcha o si se trata de un emprendimiento
y/o unidad de negocio en marcha en busca de consolidación o escalamiento, entendido
esto último como 1) la posibilidad de integrarse a la(s) cadena(s) de valor de
la industria a la que pertenezca dicha unidad de negocio, 2) incursionar en un
mercado de exportación o 3) dar inicio a una filial de la misma unidad de
negocio en otra plaza dentro o fuera del territorio nacional, en cuyo caso se
tratará del aceleramiento de la unidad de negocio.
Con base en lo anterior, se
tendrá un panorama objetivo del tipo de Sociedad Mercantil que permita la
consecución del objetivo organizacional, el cual deberá obedecer a la etapa de
madurez de la unidad de negocio en cuestión,
pues no es lo mismo empezar de “cero” que cambiar el tipo de Sociedad Mercantil,
lo cual es preciso considerar, pues dependiendo de lo anterior, podría ser conveniente
iniciar operaciones -por ejemplo- como Sociedad Anónima Simplificada (SAS) o iniciar
y/o en su caso migrar a una Sociedad Anónima Promotora de Inversión (SAPI), destacando
que estas últimas son susceptibles de recibir financiamiento del público inversionista
de forma similar a las emisoras listadas en el Mercado de Valores aun sin
estarlo sea en calidad de Deuda, como participación Accionaria o una combinación de ambos, para lo cual es necesario dar oportuno cumplimiento con una serie de
disposiciones que comentaremos en una próxima entrega.
Hecho lo cual, se podrá determinar si la fuente de financiamiento
adecuada en cada caso deberá ser tradicional o alternativa, entendidas las
fuentes de financiamiento tradicionales como aquellas disponibles mediante el
común denominador de intermediarios financieros como Bancos, SOCAP, SOFIPO o
SOFOM o si es momento de acceder a las fuentes de financiamiento alternativas,
desde los Angel Investors pasando por los Investment Club, hasta el Equity
Crowdfunding, Venture Capital Fund o Private Equity Fund, lo cual desde luego,
dependerá tanto del grado de madurez como del nivel de capitalización de la
unidad de negocio objeto de financiamiento, tema que abordaremos detalladamente
en entregas posteriores.
LCNI & MBA José Luis Lecona Roldán
Founding
& Managing Partner of FX Global Management LLC
Investment
Club Member of National Association of Investors Corporation –NAIC-
Autor del libro “El Manejo de Capitales
en el Siglo XXI” -1ª y 2ª Edición-
Coautor del libro “Inteligencia
Competitiva; Práctica y Aplicada”
Nota: Los comentarios emitidos en el
presente tienen como propósito mantener informados a los grupos de interés de
FX Global Management LLC entendidos como inversionistas asociados y sus
respectivas cadenas de valor de la conformación de las estrategias de
inversión, diversificación y cobertura financiera por dicha entidad
administradas, por lo que no deben considerarse como una recomendación de
inversión, diversificación o cobertura financiera dirigida al público en
general, poniendo de manifiesto que es responsabilidad de cada cual la toma de
decisiones en cuanto al manejo de sus activos financieros.
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